Desde hace unos días recogen los medios la pugna entre la Unión
Europea y China en relación con los aranceles que aquélla ha impuesto a
la importación de paneles solares con origen en la segunda, con el fin
de impedir la política de dumping comercial que según parece se
está produciendo en relación con este tipo de productos. Recordaremos
que el acuerdo adoptado por los 27 consiste en la aplicación, desde el
pasado 6 de Junio, de un arancel del 11,8% durante los dos próximos
meses, que podrá evolucionar más adelante en el rango 37,2% - 67,9% en
función de las circunstancias, fijándose un valor definitivo en
Diciembre. Con independencia de cómo acabe la cosa, seguramente sin
grandes consecuencias prácticas debido al temor de la UE a que China
responda con trabas propias a las exportaciones europeas, no deja de ser
curioso el galimatías que acompaña al mundo RES en casi todos los
lugares: subsidios, aranceles, cuotas, preferencias, recortes,
impuestos, pleitos, etc. El idílico color verde que en origen se
asociaba a la promoción de este tipo de fuentes y tecnologías limpias de
conversión empieza a convertirse en algo más parecido al marrón de los
negocios de toda la vida.
Para quienes puedan pensar
que la política de RES es una cuestión de hace dos días, adjunto unas
transparencias que recogen sintéticamente su evolución en España entre 1980 y 2010.
Que sirva para darnos cuenta cómo los grandes problemas suelen tener
unos inicios modestos junto con una actuación reiteradamente
desafortunada del regulador. No quiero dar impresión de estar
obsesionado con este tema, ni menos aún de que es el monotema eléctrico,
pero ayer daba el diario Expansión los datos de los primeros cuatro meses del año
de explotación del sistema: el déficit de la parte regulada sigue
creciendo en relación con el mismo período del 2012 (1.916 M€, un 3,7%
más) y las primas al régimen especial también e incluso en mayor cuantía
(3.519 M€, un 17,3% más). Todo lo anterior en un contexto de caída de
la demanda del orden del 6%. O alguien pone fin a esto, o este problema
acabará siendo 'el problemón'.
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